Chakra Corona
o Sahasrara
El séptimo chakra se vincula a la mente y especialmente la lucidez. Está vinculado elementalmente con la energía y el pensamiento cósmico. La mente va asimilando la existencia, confiriéndole sentido, y construyendo el sistema de creencias. Estos son los programas maestros a partir de los cuales edificamos la realidad. Por eso, este chakra es el chakra maestro y se relaciona con la glándula maestra del sistema endócrino, la pituitaria.
Fisiológicamente, guarda correspondencia con el cerebro y más especialmente con la parte superior o córtex cerebral. Funciona como una antena, un receptor de la energía divina que llega a nosotros en la forma de inspiración, guía y protección. Nos pone en contacto con lo eterno, lo que no muere, la parte permanente del alma. La sabiduría de cada vida se acumula en este centro y representa la trascendencia total de lo que es terrenal, fugaz y transitorio. Es la conciencia de uno mismo y del universo al mismo tiempo.
Mientras nos movemos en la incertidumbre de la vida con este chakra abierto y funcionando correctamente, advertimos y experimentamos la presencia de la guía divina en todo lo que hacemos. Nos inspira mientras recorremos el camino que hemos elegido. La consciencia de que formamos parte del todo y de que el todo es parte de nosotros se convierte en una realidad viviente cuando se abre este chakra. Necesitamos un sistema energético equilibrado para que el chakra funcione correctamente y esté sano. Se abre tardíamente en la vida, una vez que se ha aprendido la naturaleza espiritual de la existencia y a ser capaces de afrontar la responsabilidad de servir al mundo y al planeta. Si se activa demasiado pronto, es posible que alguna otra parte del sistema energético no esté funcionando correctamente y acaso experimente locura temporal, confusión e indecisión.
Cuando encontramos armonía interna a través de la aceptación de un poder superior, somos capaces de crear y manifestar la armonía externa. Este chakra es el centro de la inspiración, la sanación, la belleza y la serenidad.
Uno de los aspectos agradables del chakra es su afinidad con la belleza, que abre la mente a los reinos de las posibilidades que encantan, sanan y relajan la psíque. La serenidad es un aspecto importante de este chakra. Es más profunda que la calma y nos ofrece paz mental, nos coloca en el presente y de este modo cualquier cosa que hagamos estará bien: no hay resistencia ni separación. No tiene importancia donde nos encontremos ni que estemos haciendo, estamos viviendo el presente. La verdadera serenidad proviene de la aceptación de los deseos, de las emociones y de la naturaleza. Significa sentirnos cómodos con lo que somos. Este es el chakra que mantiene la comodidad necesaria para la estabilidad. Cuando se activa el chakra corona, una paz muy profunda desciende sobre el cuerpo/mente/espíritu. Cuando llevamos una vida consciente, somos seres espirituales. Nos identificamos con esa parte de nosotros mismos en la que somos uno con el espíritu, uno con el alma. Todos estamos conectados con la Fuente. Habita en el interior de todos nosotros y tiene la identidad integral como presencia viviente en nuestro interior. Es preciso reconocer la Fuente cuando tenemos este nivel de conciencia. Las personas que están conectadas con el poder superior saben que cualquiera que sea su destino o karma, ésta forma parte de lo divino.
Las personas que viven de acuerdo con la conciencia espiritual superior no suelen poner sus energías en las luchas por la vida. Se dedican a enseñar, a guiar y a inspirar a los demás para que encuentren su propia magia y cultiven sus propios dones. Se esfuerzan por ayudar a los demás a liberarse. Son seres tan ligeros que no supone ningún esfuerzo estar con ellos. Su energía es fresca y libre, alegre y serenamente energizante.